Ada Lovelace nació en 1815 en Londres, siendo hija del famoso poeta Lord Byron y de Annabella Milbanke, una mujer con una firme determinación que se aseguró de que su hija recibiera una educación en matemáticas y ciencias, algo excepcional para las mujeres de la época. Desde pequeña, Ada mostró una gran curiosidad y un talento innato para la lógica y los números.
En su juventud, Ada conoció a Charles Babbage, un inventor que estaba diseñando una máquina capaz de realizar cálculos complejos. Fascinada por su trabajo, Ada se dedicó a estudiar la máquina analítica de Babbage. Años después, escribió un conjunto de notas sobre su funcionamiento, donde desarrolló un algoritmo que permitiría a la máquina realizar cálculos automáticos. Con este logro, Ada se convirtió en la primera persona en escribir un programa para una computadora, sentando las bases de la programación moderna.
Más allá de sus logros matemáticos, Ada tuvo una visión sorprendentemente avanzada para su tiempo. Imaginó que las máquinas podrían procesar no solo números, sino también texto, imágenes e incluso música, lo que anticipó muchos de los avances tecnológicos que hoy son fundamentales en la informática.
El logro más destacado de Ada fue el algoritmo que desarrolló para calcular los números de Bernoulli utilizando dos bucles. Además, detalló cómo realizar operaciones trigonométricas con variables en la máquina de Babbage y definió el uso de tarjetas perforadas para programar la máquina, un concepto crucial en la evolución de la programación.
Ada se casó en 1835 con el barón William King, quien más tarde se convirtió en conde de Lovelace. A pesar de su matrimonio, continuó profundizando en sus estudios matemáticos. Lamentablemente, murió a los 36 años debido a un cáncer, pero su trabajo y legado fueron reconocidos póstumamente.
Hoy, Ada Lovelace es recordada como una pionera de la informática y un símbolo de inspiración para las mujeres en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM). Cada segundo martes de octubre se celebra el Día de Ada Lovelace, en honor a su contribución al mundo de la computación. Su frase, "La curiosidad es el motor que impulsa el descubrimiento matemático, y todos deberíamos cultivarla en nuestras mentes", refleja su pasión por el conocimiento y la innovación.