Amelia Earhart fue una pionera de la aviación, nacida el 24 de julio de 1898 en Atchison (Kansas), quería volar y aprendió a hacerlo, y, en contra de los deseos de su familia, se convirtió en la primera mujer que realizó la travesía del Atlántico en solitario.
Amelia tuvo una infancia feliz y llena de comodidades. Sus primeros años de vida transcurrieron en Atchison, su localidad natal, donde estuvo al cuidado de sus abuelos maternos. Pero la errática vida laboral de su padre, que cayó en el alcoholismo tras perder varios empleos, los viajes constantes de la familia y la consiguiente inseguridad económica provocaron que al final su madre lo abandonara y partiera rumbo a Chicago acompañada de Amelia y su hermana Muriel.
Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, Amelia y Muriel viajaron a Canadá como enfermeras voluntarias, atendiendo a los pilotos heridos en combate. Fue tras visitar el Cuerpo Aéreo Real, la fuerza aérea británica, cuando la idea de convertirse en piloto de aviones comenzó a tomar forma en la mente de Amelia. En sus propias palabras, fue allí donde terminó "picada por el gusanillo de la aviación".
En 1920, la familia decidió trasladarse a vivir a California. Amelia asistió a un espectáculo aéreo y tuvo la oportunidad de sobrevolar la ciudad de Los Ángeles. Quedó tan entusiasmada que en ese mismo instante decidió aprender a volar. Le impartió clases otra mujer, considerada pionera de la aviación femenina: Neta Snook. A finales de 1922, Amelia consiguió comprar un aeroplano al que bautizó con el nombre de El Canario, con el que consiguió su primer récord de altitud al volar a 14.000 pies (4.267 metros) de altura.
Tras conseguir la licencia como piloto en 1923 y entrar a formar parte de la Asociación Aeronáutica Internacional en 1927, Amelia Earhart empezó a ser reconocida como uno de los mejores pilotos estadounidenses.
En 1937, el afán de superación llevó a Amelia a anunciar la que sería su última aventura: completar la vuelta al mundo eligiendo unos itinerarios distintos a los que se usaban por aquel entonces. Lo haría siguiendo la línea del ecuador en lugar de las etapas cortas por el hemisferio norte que «era lo habitual». En la penúltima etapa de su viaje, se perdió todo contacto con su avión. A día de hoy aún se especula con lo que pudo pasar y dónde se produjo el accidente si es que hubo uno.