Barbara McClintock

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Biografía de Barbara McClintock

Barbara McClintock nació el 16 de junio de 1902 en Hartford, Estados Unidos. Desde muy pequeña mostró una gran curiosidad, mente abierta e inclinación natural hacia la ciencia. Al terminar la educación secundaria, no dudó en matricularse en Botánica en la Escuela de Agricultura de la Universidad de Cornell, donde se licenció a los 21 años. Fue durante esta etapa cuando comenzó a interesarse por la genética, guiada por el genetista C. B. Hutchison, quien la animó a obtener, en 1927, un doctorado especializado en genética y botánica.
Durante sus estudios, inició la investigación que marcaría toda su carrera profesional: el análisis cromosómico del maíz. A los 28 años, descubrió por primera vez el entrecruzamiento cromosómico durante la meiosis, es decir, la recombinación genética que se produce durante la división celular. Sus hallazgos fueron publicados en el artículo titulado A Correlation of Cytological and Genetical Crossing-over in Zea mays.
En 1933, recibió una prestigiosa beca Guggenheim para estudiar en Alemania, pero su estancia se vio interrumpida por el ascenso del nazismo, lo que la obligó a regresar pronto a Estados Unidos. Al volver, se encontró con una gran barrera: la Universidad de Cornell no contrataba mujeres como profesoras, lo que retrasó su actividad investigadora durante dos años, hasta que fue admitida en la Universidad de Missouri.
Después de cuatro años en Missouri, y al comprobar que allí no podía continuar avanzando profesionalmente, en 1941 se trasladó a Nueva York para incorporarse al Laboratorio Cold Spring Harbor, donde desarrolló el resto de su carrera. Allí continuó sus estudios sobre la herencia genética ligada a los cromosomas, hasta que realizó un descubrimiento que revolucionaría la genética y cambiaría su vida para siempre.
Durante años, McClintock se había centrado en el estudio del genoma del maíz, pero fue entonces cuando observó algo totalmente innovador: algunos elementos genéticos podían cambiar de posición dentro de los cromosomas, activando o desactivando otros genes cercanos. Esta fue la primera evidencia científica de que los genes, que hasta entonces se creían estáticos, podían moverse. Este fenómeno, conocido más tarde como transposición genética, rompió los esquemas establecidos en la biología de su época y abrió un nuevo campo de investigación dentro de la genética moderna.