Barbara McClintock

Centro Educativo:
IES Marie Curie

Principales hitos

"La vida es una constante exploración. Atrévete a adentrarte a lo desconocido y descubrirás cosas."

Biografía de Barbara McClintock

Barbara McClintock (1902-1992) fue una genetista estadounidense innovadora en la investigación de los cromosomas y la genética. Nació en Hartford, Connecticut, y obtuvo su grado en el College of Agriculture de la Universidad de Cornell en 1927. Su estudio se enfocó en el análisis del maíz, donde hizo hallazgos importantes acerca de la estructura y función del ADN.

McClintock es reconocida por haber descubierto los elementos transponibles o "genes saltarines", que son fragmentos de ADN que pueden trasladarse dentro del genoma. Este descubrimiento, llevado a cabo en la década de 1940, fue innovador, pues cuestionaba la noción convencional de que los genes están fijos en un lugar determinado del cromosoma.

A lo largo de su trayectoria, McClintock se encontró con dificultades por su género, ya que el ámbito de la genética estaba liderado por hombres. No obstante, su tenacidad y habilidad le permitieron realizar aportes esenciales a la ciencia. En 1983, fue galardonada con el Premio Nobel de Medicina o Fisiología, siendo la primera mujer en obtener el premio sin compartirlo con otros investigadores.

En sus últimos años, McClintock continuó trabajando en su laboratorio, aunque fue una persona reacia a la atención pública y rara vez se involucró en entrevistas o eventos. Vivió de manera tranquila en Nueva York, donde falleció el 2 de septiembre de 1992 a los 90 años. Su legado perdura por su impacto en la biología molecular y la genética.

También Barbara McClintock, aunque conocida por su brillantez científica, tuvo una vida llena de momentos intrigantes, especialmente porque su personalidad y sus métodos de trabajo eran bastante únicos y a veces incluso "salseantes" para la comunidad científica de su época.

Una de las historias más interesantes (y un poco picantes) sobre McClintock es su actitud hacia la fama y el reconocimiento. A pesar de sus descubrimientos revolucionarios, como la identificación de los transposones, McClintock fue extremadamente reacia a la atención pública. Durante muchos años, su trabajo fue ignorado por gran parte de la comunidad científica. Fue una mujer que no temía desafiar las normas, y en su caso, eso significaba hacer descubrimientos de gran importancia sin esperar premios ni elogios inmediatos.