Carolina Herschel nació el 16 de marzo de 1750 en Hannover, Alemania. Fue una astrónoma pionera que desafió las normas sociales de su tiempo para convertirse en una figura clave en la historia de la ciencia. Su infancia estuvo marcada por dificultades: una grave enfermedad la dejó con secuelas físicas que sus padres pensaron que limitarían sus posibilidades de desarrollo. Sin embargo, gracias al apoyo de su hermano mayor, William Herschel, pudo desarrollar sus talentos.
En 1772, se trasladó a Inglaterra para acompañar a William, quien se dedicaba a la música y, más adelante, a la astronomía. Carolina se convirtió en su asistente, ayudándolo en la construcción de telescopios y en extensas observaciones del cielo nocturno. Pronto, no solo transcribía y organizaba datos, sino que también comenzó a hacer sus propias observaciones.
Carolina descubrió ocho cometas entre 1786 y 1797, incluido el Cometa 35P/Herschel-Rigollet, y varios objetos del cielo profundo. También colaboró en la elaboración de catálogos estelares fundamentales para la astronomía moderna. En 1787, fue contratada por el rey Jorge III con un salario anual, lo que la convirtió en la primera mujer en recibir un pago oficial por su labor científica.
En 1828, recibió la Medalla de Oro de la Royal Astronomical Society, un honor que no se volvería a otorgar a una mujer hasta más de un siglo después. Fue también la primera mujer en ser nombrada miembro honorario de dicha institución, así como de la Academia de Ciencias de Irlanda.
Carolina Herschel vivió hasta los 97 años, falleciendo en 1848. Su legado es una inspiración para generaciones de mujeres científicas. Su dedicación y perseverancia allanaron el camino para la inclusión femenina en el ámbito científico.
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