Caroline nació el 16 de marzo de 1750 en Hannover, Alemania.
Su padre, Isaac Hershel era un músico talentosos en la banda de la guardia de Hannover.
Su madre, Anna Moritizen, era una mujer de hogar.
Caroline era la octava de diez hijos.
Su padre, Isaac fomentó la educación de sus hijos incluyendo las matemáticas.
Durante su infancia, Caroline sufrió de viruela a la edad de diez años, lo que afectó su crecimiento y la dejó con una estatura reducida.
Se trasladó a inglaterra. En 1772 Caroline se mudó a inglaterra para vivir con su hermano William, quien ya se había establecido como músico.
Caroline se convirtió en la asistente indispensable de William, ayudándolo con observaciones, cálculos y la construcción de telescopios.
Aprendió matemáticas y astronomía de forma autodidacta, demostrando una gran capacidad para el aprendizaje y la investigación.
Trabajó incansablemente con su hermano William, en la elaboración de telescopios, y en la toma de notas de las observaciones astronómicas.
Referente a sus logros, se puede destacar que se dedicó a la búsqueda de cometas y realizó descubrimientos significativos. En 1786 descubrió su primer cometa, convirtiéndose en la primera mujer en descubrir un cometa, a lo largo de su carrera descubrió ocho cometas en total, consolidando su reputación como una astrónoma observacional excepcional.
También copiló un catálogo de objetos celestes, incluyendo nebulosas y cúmulos estelares.
Su trabajo contribuyó significativamente a la comprensión de la estructura y la distribución de los objetos en el cielo nocturno.
Revisó y corrigió el catálogo de estrellas de John Flamsteed añadiendo 560 estrellas que no estaban incluidas.
Como reconocimiento profesional, en 1787, el rey Jorge III le otorgó un premio, reconociendo sus contribuciones a la astronomía.
Se convirtió en la primera mujer en recibir un salario científico. En 1828, la Real Sociedad Astronómica le otorgó la medalla de oro y fue elegida miembro honorario de la sociedad.
Fue por lo tanto pionera de la astronomía, abrió camino para las mujeres en la ciencia, demostrando que podían realizar contribuciones valiosas en un campo dominado por hombres. Su dedicación, habilidad y perseverancia la convirtieron en un modo a seguir para futuras generaciones científicas. Sus descubrimientos y catálogos de objetos celestes siguen siendo relevantes para la astronomía moderna.
Su trabajo ayudó a expandir el conocimiento del universo y sentó las bases para futuras investigaciones.