Daniela Rus nació en Cluj-Napoca, Rumanía, en 1963. Desde temprana edad, mostró un profundo interés por las ciencias exactas, especialmente por las matemáticas y la informática. Este interés la llevó a emigrar a los Estados Unidos en 1982 junto con su familia. Su padre, Teodor Rus, era profesor emérito de informática en la Universidad de Iowa, y su madre, Elena Rus, física. Esta influencia familiar y su interés por la ciencia jugaron un papel importante en su futura carrera científica.
Fue en la Universidad de Cornell donde obtuvo su licenciatura en Ciencias de la Computación, y luego completó su doctorado en el mismo campo en 1992. Tras su formación académica, inició su carrera como investigadora, destacando principalmente por su trabajo en robótica, inteligencia artificial y sistemas autónomos. Su investigación comenzó con el desarrollo de algoritmos para robots colaborativos, robots que podían trabajar junto a los humanos, así como en la creación de robots blandos que usan materiales flexibles para adaptarse mejor a tareas difíciles o peligrosas.
En 2012, Daniela Rus fue nombrada directora del MIT CSAIL (Laboratorio de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial), uno de los laboratorios más prestigiosos del mundo en su campo, convirtiéndose en la primera mujer en liderarlo. Desde esa posición, ha llevado a cabo investigaciones innovadoras en robótica blanda, vehículos autónomos, y drones para aplicaciones tanto civiles como de rescate.
A lo largo de su carrera, ha sido reconocida con importantes premios, incluyendo el Premio Engelberger, conocido como el “Nobel de la Robótica”, por sus contribuciones al avance de la robótica y la automatización. También ha recibido el IEEE RAS Pioneer Award, y ha sido destacada como una de las mujeres más influyentes en el campo de la tecnología.
Además de sus logros académicos, Daniela Rus ha sido una defensora activa de la igualdad de género en las ciencias, especialmente en las áreas de tecnología e ingeniería, animando a las mujeres jóvenes a involucrarse en estos campos. Su trabajo en IA no solo ha abierto nuevas posibilidades tecnológicas, sino que también ha promovido el uso de la tecnología para mejorar la vida humana.
A día de hoy, sigue trabajando en el MIT, liderando proyectos en robótica, inteligencia artificial y tecnologías emergentes. Su visión es que la tecnología debe fomentar las capacidades humanas, no reemplazarlas.