Elena Cornaro Piscopia nació el 5 de julio de 1646 en el Palazzo Loredan en Venecia (especialmente en República de Venecia). Fue la tercera hija en nacer de 4 hermanos más, su padre era Giovanni Battista Cornaro-Piscopia y su madre Zanetta Boni, que era una campesina pobre, en ese momento no eran marido y mujer legalmente pero con ella tuvo cuatro hijos más, que son los hermanos de Elena. El padre de Elena era procurador( es una persona que actúa en representación de otra en contextos administrativos o legales ) que en ese entonces era un cargo bastante importante en la república, lo que le permitía vivir en la Plaza de San Marcos.
Ahora nos vamos a centrar más en la vida personal de Elena.
Ella tenía muchos pretendientes pero los rechazó a todos ya que a los 11 años hizo un voto de castidad ( no podía tener relaciones íntimas con nadie ) siguiendo el consejo de un sacerdote que era amigo de la familia. Elena luego empezó a estudiar estudiar latín y hebrero bajo la tutoría de distintos profesoras y con mucha facilidad consiguió hablar esos dos idiomas de manera fluida con solamente 7 años, a parte aprendió hebreo, español, francés y árabe y años más tardes estudió matemática, teología y filosofía. Gracias a sus conocimientos fue invitada a formar parte de numerosas sociedades de gente muy sabia en ese aspecto. Elena siguió los consejos de su tutor de filosofía y solicitó a la Universidad de Padua para que ella pudiera conseguir el título de doctora de teología pero cuando el obispo de Padua, Gregorio Barbarigo recibió la noticia, se negó a concederle el título porque era mujer, pero le dió la oportunidad de obtener el título de doctora de filosofía y después de cursos, el 25 de junio de 1678 se graduó y consiguió su título de doctora de filosofía, sus últimos 7 años de su vida los de dico a estudiar. Elena falleció en Padua en 1684 de tuberculosis y fue sepultada en la Basílica de Santa Justina. En la Universidad de Padua se hizo una estatua un escultura en su honor. En 1895, la abadesa Mathilda Pynnsent, de las benedictinas inglesas de Roma, abrió la tumba de Elena, colocó sus restos en un nuevo ataúd y señalaron la tumba con una placa conmemorativa y muy brillante y elegante.
Elena era una mujer muy importante en la historia de la ciencia, que digo de la ciencia era muy importante en la historia general porque ella es un ejemplo a seguir de que las mujeres podemos conseguir objetivos muy importantes y si un hombre nos impide nuestro sueño como a Elena lo seguimos intentando y nos proponemos aun más objetivo a seguir.