Elena García Armada, nacida en Valladolid en 1971, mostró desde pequeña una mente inquieta y una gran pasión por la ciencia, los inventos y la tecnología. Su curiosidad por entender cómo funcionaban las cosas la llevó a estudiar Ingeniería Industrial, una carrera exigente que combina conocimientos de física, matemáticas, diseño y robótica. Tras graduarse, comenzó a trabajar como investigadora en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), especializándose en robótica orientada al sector industrial.
En 2009, un encuentro cambió su rumbo profesional: conoció a Daniela, una niña que quedó tetrapléjica tras un accidente. Este hecho inspiró a Elena a aplicar sus conocimientos en robótica para mejorar la vida de niños y niñas con enfermedades neuromusculares. Detectó que no existían exoesqueletos adaptados a las necesidades de los más pequeños y se propuso crear uno desde cero. Así nació su ambicioso proyecto: diseñar el primer exoesqueleto pediátrico del mundo.
Tras años de investigación junto a médicos, fisioterapeutas y familias, en 2012 presentó el primer exoesqueleto biónico infantil. Este dispositivo ayuda a los niños y niñas a caminar, fortalece su musculatura y mejora su calidad de vida, brindándoles mayor independencia y autoestima. Aunque no cura, transforma profundamente la experiencia diaria de muchos menores.
Para impulsar su invento y hacerlo accesible, en 2013 fundó Marsi Bionics, una empresa española centrada en desarrollar tecnologías robóticas para niños y adultos con problemas de movilidad. Con un enfoque humano y social, Marsi Bionics colabora con hospitales y centros de rehabilitación para integrar estos exoesqueletos en terapias clínicas. Su tecnología incluye articulaciones inteligentes que se adaptan al movimiento de cada paciente.
La trayectoria de Elena ha sido reconocida tanto a nivel nacional como internacional. Ha recibido numerosos premios, entre ellos el Premio Innova eVIA (2014), el Premio CEPYME al Mejor Proyecto Emprendedor (2015), y el prestigioso Premio Inventor Europeo en 2022, otorgado por la Oficina Europea de Patentes. Este galardón destaca no solo su innovación tecnológica, sino también su compromiso ético y social con la infancia y la inclusión.
Actualmente, Elena es científica titular en el Centro de Automática y Robótica (CAR) del CSIC y la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Con su historia, demuestra que la ciencia puede ser una poderosa herramienta de cambio social. Su ejemplo inspira a nuevas generaciones, especialmente a niñas y jóvenes, a soñar con carreras científicas y a creer en el impacto positivo que la tecnología puede tener en la vida de las personas. Elena ha demostrado que con pasión, empatía y perseverancia, la ingeniería puede dar vida a los sueños y mejorar el mundo.