Elena García Armada es una ingeniera e investigadora española reconocida internacionalmente por su innovador trabajo en el campo de la robótica. Nacida en 1971 en Valladolid (España), hoy en día tiene 54 años y ha dedicado su vida al desarrollo de tecnologías que mejoran la calidad de vida de las personas con discapacidad motriz. Su mayor logro ha sido la invención del primer exoesqueleto pediátrico del mundo, una revolucionaria herramienta diseñada para ayudar a niños con problemas de movilidad, permitiéndoles caminar y mejorar su autonomía.
Desde joven, Elena mostró un gran interés por la ciencia y la tecnología, influenciada en gran parte por sus padres, quienes también eran científicos. Su pasión la llevó a estudiar ingeniería en la Universidad Politécnica de Madrid, donde se especializó en robótica. Lo que más le atrajo de esta disciplina fue la posibilidad de crear algo desde cero y programarlo para que realizara tareas específicas, uniendo así su amor por la innovación con el deseo de generar un impacto positivo en la sociedad.
Durante sus primeros años de investigación, trabajó en el diseño y desarrollo de robots industriales, pero su enfoque cambió radicalmente cuando conoció el caso de una niña con tetraplejia. Fue entonces cuando se dio cuenta de que la robótica podía aplicarse al campo de la medicina para mejorar la vida de personas con discapacidades físicas. Este descubrimiento la impulsó a desarrollar el primer exoesqueleto pediátrico, que ha brindado esperanza y nuevas oportunidades a muchos niños con problemas de movilidad.
Su innovador trabajo ha sido reconocido en numerosas ocasiones. En 2022, recibió el Premio Inventor Europeo en reconocimiento a su contribución al campo de la robótica médica. Además, ha sido galardonada con diversos premios y distinciones tanto a nivel nacional como internacional. Su labor ha inspirado a muchos jóvenes científicos e ingenieros a seguir caminos similares en la investigación y el desarrollo tecnológico con un enfoque social.
En la actualidad, Elena sigue dedicando su carrera al desarrollo de robots destinados a mejorar la calidad de vida de personas con discapacidad motriz. Como directora de su equipo, trabaja incansablemente en la creación de nuevas tecnologías que permitan avanzar en el campo de la rehabilitación y la asistencia a personas con movilidad reducida. Además, colabora con diversas instituciones y organismos para fomentar el desarrollo de tecnologías accesibles y asequibles para quienes más las necesitan.
A nivel personal, Elena García Armada está casada y tiene dos hijas. A pesar de su carrera profesional, siempre ha buscado equilibrar su vida laboral con su vida familiar, demostrando que es posible alcanzar grandes logros en la ciencia y la tecnología sin renunciar a lo personal. Su historia es un ejemplo de perseverancia, innovación y compromiso con la sociedad, mostrando cómo la tecnología puede ser una herramienta poderosa para mejorar la vida de las personas.