Elizabeth Blackburn, nacida el 26 de noviembre de 1948 en Hobart, Tasmania, Australia, es una destacada bióloga molecular conocida por su trabajo innovador en los telómeros y la enzima telomerasa. Desde joven mostró interés por las ciencias, inspirada por la naturaleza y el deseo de comprender los mecanismos fundamentales de la vidaº. Los padres de Blackburn eran médicos, y su abuelo y bisabuelo, geólogos. Inspirada por su fascinación por los animales y una biografía de la científica francesa Marie Curie, Blackburn decidió ser científica. Obtuvo su licenciatura en bioquímica en la Universidad de Melbourne y, posteriormente, se trasladó a la Universidad de Cambridge, donde completó su doctorado.
En 1978, Blackburn se unió a la Universidad de California en Berkeley, donde inició investigaciones que cambiarían la biología molecular. Junto con Carol Greider y Jack Szostak, descubrió los telómeros, estructuras protectoras en los extremos de los cromosomas, y la telomerasa, la enzima que mantiene estos telómeros. Este hallazgo revolucionario explicó cómo las células envejecen y cómo su estabilidad cromosómica es crucial para evitar enfermedades como el cáncer.
En 2009, Blackburn, Greider y Szostak recibieron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina por este descubrimiento. Su investigación no solo avanzó el entendimiento de la biología celular, sino que también abrió nuevas posibilidades en medicina regenerativa y terapias contra enfermedades degenerativas.
Además de sus logros científicos, Blackburn ha sido una firme defensora de la ética en la investigación biomédica y ha trabajado en diversos comités, incluyendo el Consejo de Bioética del Presidente de los Estados Unidos. Su liderazgo y compromiso con la ciencia han inspirado a generaciones de investigadores.
Actualmente, Blackburn es reconocida como una de las científicas más influyentes del mundo, y su legado continúa marcando un impacto duradero en la biología y la medicina.