Elizabeth Blackburn (nacida el 26 de noviembre de 1948 en Hobart, Tasmania, Australia) es una biofísica y genetista australiana, conocida principalmente por su descubrimiento de los telómeros y la telomerasa, lo que revolucionó el campo de la biología celular y molecular. Su investigación ha sido fundamental para entender el envejecimiento celular, el cáncer y las enfermedades relacionadas con la genética.
Elizabeth estudió en la Universidad de Melbourne, donde obtuvo su licenciatura en Ciencias en 1970. Después de completar su licenciatura, se trasladó a Estados Unidos para continuar su formación. Obtuvo su doctorado en bioquímica en la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, en 1975, trabajando en temas relacionados con la biología molecular.
Después de completar su doctorado, Blackburn continuó sus estudios postdoctorales en el laboratorio de Jack Szostak en la Universidad de Harvard. Fue allí donde hizo su descubrimiento más importante: el estudio de los telómeros. Los telómeros son estructuras protectoras en los extremos de los cromosomas que se acortan cada vez que una célula se divide. Este proceso es clave en el envejecimiento celular, ya que cuando los telómeros se acortan demasiado, la célula ya no puede dividirse correctamente.
En 1984, Blackburn y Carol Greider, su colaboradora de largo tiempo, descubrieron la telomerasa, una enzima que puede alargar los telómeros, lo que contrarresta el efecto del envejecimiento celular. Este descubrimiento cambió la comprensión de la biología celular, ya que demostró que las células podían mantener su capacidad de división durante más tiempo de lo que se pensaba anteriormente.
La investigación de Elizabeth no solo tuvo implicaciones para la comprensión del envejecimiento celular, sino también para la investigación del cáncer. Las células cancerígenas a menudo tienen telómeros más largos y activos, lo que les permite dividirse indefinidamente. Por tanto, entender cómo funciona la telomerasa es crucial para el desarrollo de terapias para el cáncer.
Además, la investigación de Blackburn sobre los telómeros ha abierto nuevas avenidas para explorar cómo la longitud de los telómeros puede estar relacionada con diversas enfermedades, como enfermedades cardíacas y trastornos neurodegenerativos.
El trabajo de Blackburn, junto con Carol W. Greider y Jack W. Szostak, fue reconocido con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2009. El galardón se les otorgó "por el descubrimiento de los telómeros y la telomerasa", una contribución fundamental para la biología celular, la genética y la medicina.
Tras su descubrimiento y reconocimiento, Blackburn continuó su carrera académica y científica, ocupando posiciones de prestigio en instituciones como la Universidad de California en San Francisco (UCSF), donde fue profesora de biología celular y molecular. También fue miembro de diversas instituciones científicas y organizaciones académicas, como la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos.