Émilie du Châtelet nació el 17 de diciembre de 1706 en París, Francia. Fue una destacada matemática, física y filósofa durante el Siglo de las Luces. Desde pequeña mostró gran inteligencia y curiosidad, y su padre, reconociendo su talento, le proporcionó una educación poco común para una mujer de su época, permitiéndole estudiar matemáticas, ciencias y lenguas extranjeras. Se casó con el marqués Florent-Claude du Châtelet, con quien tuvo tres hijos, pero su vida intelectual floreció principalmente a través de su relación con el filósofo Voltaire. Juntos estudiaron y trabajaron en diversos proyectos científicos y filosóficos.
Uno de sus mayores logros fue la traducción al francés de los Principia Mathematica de Isaac Newton, obra que no solo tradujo, sino que también enriqueció con comentarios y explicaciones que facilitaron la comprensión de la física newtoniana. También realizó aportes clave en la teoría de la energía cinética, defendiendo la idea de que la energía de un objeto en movimiento es proporcional al cuadrado de su velocidad, lo que ayudó a consolidar la formulación moderna de la ley de conservación de la energía. Además de sus contribuciones científicas, fue una firme defensora de la educación femenina, argumentando que las mujeres tenían la misma capacidad intelectual que los hombres y que debían tener acceso al conocimiento y a la educación.
En 1749, quedó embarazada a los 42 años, lo que en aquella época representaba un gran riesgo. Murió el 10 de septiembre de ese mismo año, pocos días después de dar a luz. A pesar de su muerte temprana, su legado perduró en la historia de la ciencia y la filosofía, siendo reconocida como una de las mentes más brillantes del siglo XVIII.