Émilie du Châtelet: La mujer que iluminó la ciencia en la Ilustración
Gabrielle Émilie Le Tonnelier de Breteuil, más conocida como Émilie du Châtelet, nació en París el 17 de diciembre de 1706, en el seno de una familia noble y culta. Desde pequeña, su entorno favoreció el aprendizaje: su padre, funcionario en la corte de Luis XIV, le permitió recibir una educación poco habitual para una mujer de la época. Aprendió latín, griego, alemán, italiano y, más tarde, inglés, lo que le permitió leer obras científicas en su idioma original. A pesar de que las puertas de las instituciones académicas estaban cerradas para las mujeres, Émilie se abrió camino por su cuenta, desafiando las expectativas de su tiempo.
Desde muy joven mostró un profundo interés por las matemáticas y la filosofía natural, dos disciplinas que no estaban destinadas a las mujeres del siglo XVIII. Su tenacidad la llevó a estudiar por su cuenta y con la ayuda de matemáticos destacados como Pierre Louis Maupertuis. También recibió clases del matemático suizo Johann Bernoulli a través de correspondencia. Su pasión por el saber no tenía límites, y sus jornadas de estudio se extendían muchas veces hasta la madrugada.
Uno de los episodios más conocidos de su vida fue su relación con el filósofo Voltaire. Ambos compartían una intensa pasión por el conocimiento, y juntos trabajaron en diversos proyectos científicos. Voltaire reconocía abiertamente el talento de Émilie, y escribió sobre ella: “Émilie es un gran hombre cuyo único defecto es haber nacido mujer”.
El mayor legado de Émilie du Châtelet a la historia de la ciencia fue su traducción al francés de los Principia Mathematica de Isaac Newton , la obra cumbre de la física clásica. No solo tradujo el texto con precisión, sino que lo enriqueció con extensos comentarios y aclaraciones. Su traducción es, hasta el día de hoy, la versión estándar utilizada en Francia. Gracias a este trabajo monumental, las ideas de Newton pudieron ser difundidas ampliamente en Europa continental, facilitando el avance de la ciencia en el siglo XVIII.
Otro de sus aportes importantes fue su obra Institutions de Physique ( 1740 ) , en la que abordó temas como(1740), en la que abordó temas como la gravitación, el movimiento y la energía, buscando reconciliar las teorías de Newton con las de Leibniz. En esta obra defendió la idea —correcta, aunque polémica en su momento— de que la energía cinética de un cuerpo no es proporcional solo a su velocidad, sino al cuadrado de esta. Esta contribución fue fundamental para el desarrollo posterior de la física.