La alemana Emmy Noether, a quien Albert Einstein consideraba “la mujer más importante en la historia de las matemáticas”, se enfrentó a numerosas dificultades, por su origen judío y por ser mujer, para desarrollarse profesionalmente. Desde muy pequeña, mostró un gran talento en las matemáticas, pero cuando quiso entrar a la universidad a los 18 años, solo le permitieron asistir a las clases como oyente, ya que las mujeres no tenían derecho a matricularse formalmente. Incluso, la universidad llegó a decir que el acceso de mujeres a la universidad interrumpiría la formación de los hombres. A pesar de esta barrera, siguió los cursos durante dos años y logró superar el examen final, convirtiéndose en la segunda mujer en obtener un doctorado en Matemáticas.
Tras años de trabajo junto a su padre, la Universidad de Göttingen la invitó a colaborar en las teorías de Einstein. Sin embargo, a pesar de ser perfecta, no le permitieron trabajar con un salario durante varios años. A lo largo de su vida, se opuso al machismo en la educación y logró destacar en el campo del álgebra abstracta y la física teórica. Su teorema, Teorema de Noether, se convirtió en una de las contribuciones más importantes en la física matemática. Este avance fue clave para la teoría de la relatividad de Einstein y sigue siendo esencial en la física moderna. Sin embargo, cuando los nazis tomaron el poder en Alemania, se vio obligada a emigrar a Estados Unidos debido a su origen judío, donde continuó sus estudios matemáticos hasta el final de su vida. A pesar de haber sido ignorada y subestimada, su legado sigue siendo fundamental en las matemáticas y en la física de hoy en día.