Nació en Erlangen, Alemania, en 1882, en el seno de una familia académica. Su padre, Max Noether, era matemático, pero a pesar de su entorno intelectual, el hecho de ser mujer le dificulta mucho el acceso al mundo académico. En esa época, las mujeres no podían estudiar en universidades alemanas, y en un inicio, Noether se matriculó en filosofía y lenguas en la Universidad de Erlangen. Sin embargo, su verdadera pasión estaba en las matemáticas, por lo que, sin mucha formalidad, asistió a las clases de matemáticas de forma independiente.
A pesar de las barreras, Emmy logró doctorarse en 1907, con una tesis sobre álgebra abstracta bajo la dirección de su padre. A partir de ahí, comenzó a trabajar en la universidad, pero debido a su género, no pudo tener un puesto formal. Durante muchos años, se vio relegada a una posición de "asistenta", y sus trabajos fueron publicados bajo la tutela de hombres como David Hilbert y Felix Klein. Estos matemáticos reconocieron su genialidad, pero Noether, en ese entonces, no podía firmar sus artículos.
Aunque Emmy Noether es más conocida en matemáticas, su trabajo fue crucial en la física. Durante su colaboración con los físicos en Göttingen, sus teorías ayudaron a los físicos a encontrar soluciones a problemas complejos. Su teorema de Noether es, de hecho, una de las claves que une las matemáticas y la física, algo que muchos físicos no podrían haber logrado sin sus contribuciones.
La vida de Noether dio un giro importante con la llegada del régimen nazi a Alemania. No solo era mujer, sino que también tenía raíces judías, lo que la hizo un blanco para la persecución. En 1933, debido a la Ley de Restauración del Servicio Público Profesional que prohibió que los judíos ocuparan cargos en las universidades, Noether se vio obligada a abandonar Alemania. Fue entonces cuando se trasladó a Estados Unidos y comenzó a trabajar en la Universidad de Bryn Mawr, en Pensilvania. Allí continuó su labor de investigación y enseñanza hasta su muerte, en 1935.
Aunque su trabajo fue muy reconocido por matemáticos y físicos contemporáneos, la historia de la ciencia tardó en darle el lugar que merecía. Con el paso de los años, las generaciones más recientes han reivindicado su figura. Hoy en día, se le considera una de las matemáticas más influyentes de todos los tiempos, y su trabajo sigue siendo esencial en muchas ramas de las matemáticas y la física moderna.
Emmy Noether no solo destacó por su brillantez académica, sino también por su dedicación y por su peculiar estilo de vida. Era una persona que prefería la vida académica tranquila a la fama. Era conocida por ser una persona humilde, que no se preocupaba por el reconocimiento personal. En lugar de tener una actitud competitiva, compartía generosamente sus conocimientos con los demás, creando un ambiente de colaboración en el que brillaban tanto sus estudiantes como sus colegas.