Florencia Nightingale, quien vino al mundo el 12 de mayo de 1820 en la bella Florencia, Italia, es reconocida por ser la pionera de la enfermería contemporánea. Su existencia y labor revolucionaron la asistencia sanitaria y cimentaron los pilares de la enfermería como la entendemos actualmente. Su entrega y firmeza por optimizar las condiciones de salubridad en los hospitales han forjado un impacto que perdura hasta nuestros días. Florencia era la segunda hija de una familia británica de buena posición. Su padre, William Nightingale, era un hacendado, y su madre, Frances Nightingale, era una dama de la alta sociedad.
Siendo niña, Florencia mostró un raro afán por ayudar, aunque su gente quería que actuara como las chicas de antes.
Aunque su familia se opuso, Florencia decidió ser enfermera. En 1850, se fue a Alemania para estudiar en la escuela de Kaiserswerth, donde aprendió cosas útiles que usaría después.
Un evento peculiar marcó la vida de Florencia en 1854, durante la guerra de Crimea. Al enterarse del sufrimiento de los soldados lesionados, sintió el impulso de crear un equipo de enfermeras para brindar apoyo. Con la ayuda de la Cruz Roja, Florencia y su equipo arribaron al hospital de Scutari, encontrando un desorden inusual: carencia de recursos, higiene deficiente y una alta tasa de mortalidad.
Florencia se enfocó en optimizar el hospital de manera singular. Estableció reglas de higiene, coordinó la alimentación y los medicamentos, y atendió a los soldados considerando su bienestar emocional. Gracias a su labor, la tasa de mortalidad en Scutari disminuyó del 42% al 2%, y la apodaron "La Dama de la Lámpara", ya que solía rondar de noche con una lámpara para visitar a los heridos.
Tras el fin de la guerra, Florencia regresó a Inglaterra convertida en una figura heroica. Aprovechó su notoriedad para impulsar transformaciones en el sistema.