Frances Arnold es una química nacida el 25 de julio de 1956 en Pensilvania, Estados Unidos, en una familia con inclinación por la ciencia.
Desde pequeña, mostró interés por resolver problemas de la vida cotidiana y tuvo una gran voluntad por conseguir sus logros, lo que la llevó a trabajar como camarera y conductora de taxis para pagar sus estudios.
Estudió ingeniería mecánica y aeroespacial en la Universidad de Princeton, donde se graduó en 1979. Además, obtuvo un doctorado en ingeniería química en la Universidad de California, Berkeley, en 1985.
Durante este tiempo, Frances descubrió su pasión por la bioquímica y la biotecnología, áreas que definirían su carrera.
En los años 90, Arnold desarrolló la evolución dirigida de enzimas, un método que imita el proceso de selección natural en el laboratorio para crear nuevas enzimas: unas proteínas con funciones específicas que no ocurren de manera natural.
Este avance revolucionó campos como la química, la medicina y la producción de combustibles sostenibles al hacer que dichas enzimas pudieran ser más eficientes que las naturales en según qué situaciones.
Por el logro, la científica recibió el Premio Nobel de Química en 2018, compartido con George P. Smith y Gregory Winter.
En su vida personal, Frances Arnold ha sido una defensora de la igualdad de oportunidades para las mujeres en la ciencia, hablando abiertamente sobre los retos que enfrentó como mujer en un entorno dominado por hombres. Es madre y ha sabido combinar su vida familiar con una carrera científica de éxito, inspirando a las nuevas generaciones mientras ella misma alcanzaba el éxito profesional.
Hoy en día, Frances Arnold sigue viva y trabaja como profesora en el Instituto de Tecnología de California (Caltech). Su trabajo no solo ha cambiado la ciencia, sino que también ha demostrado cómo la innovación puede ser una herramienta para construir un futuro sostenible y lleno de oportunidades.