Hedy Lamarr nació el 9 de diciembre de 1914 en Viena, Austria, con el nombre de Hedwig Eva María Kiesler. Desde joven, demostró una gran curiosidad por las ciencias y las artes. Tras mudarse a Berlín y más tarde a Hollywood, Hedy alcanzó la fama por su papel en la controvertida película Éxtasis (1933), que la convirtió en una de las primeras actrices en mostrar escenas de desnudez en el cine, algo que provocó escándalo en su época. Sin embargo, más allá de su belleza, Hedy se interesó por temas técnicos y científicos, y comenzó a explorar un mundo muy diferente al de la actuación.
En los años 40, durante la Segunda Guerra Mundial, Hedy Lamarr, preocupada por la seguridad de las comunicaciones aliadas, colaboró con el compositor George Antheil para inventar un sistema de salto de frecuencia. Esta tecnología tenía como objetivo evitar que las señales de radio utilizadas por barcos y aviones pudieran ser interferidas o interceptadas por el enemigo. Aunque el invento no fue reconocido ni utilizado en su momento, hoy se reconoce como precursor de tecnologías fundamentales como Wi-Fi, GPS y Bluetooth.
A pesar de que en su tiempo no recibió el reconocimiento que merecía por su contribución a la ciencia, Hedy Lamarr fue una pionera en el campo de las telecomunicaciones. Su invento, aunque no fue apreciado en su época debido a la falta de visibilidad para las mujeres científicas, tuvo un impacto significativo en la tecnología moderna.
Hedy murió el 19 de enero de 2000 a los 85 años. A lo largo de su vida, fue una actriz que rompió con los estereotipos de su tiempo y una inventora cuya creatividad sigue influyendo en la tecnología que usamos todos los días. Hoy en día, Lamarr es recordada no solo como una estrella de cine, sino también como una visionaria que dejó un legado duradero en el mundo de la ciencia y la tecnología.