Hedy Lammar nació en Viena (Austria) en noviembre de 1914. Su nombre real era Hedwig Eva Maria Kiesler. Su padre era banquero y su madre pianista. Las conversaciones con su familia eran muy curiosas. Hablaban de cómo funcionaban los trenes, las luces… Además, de pequeñita le gustaba desarmar cosas para ver cómo funcionaban como por ejemplo, los relojes. También disfrutaba mucho del cine y soñaba con convertirse en actriz.
Cuando era joven, Hedy comenzó a estudiar interpretación. A los 18 años ya era famosa. Se casó con un hombre que fabricaba armas pero no la dejaba ser libre. Durante un tiempo escuchó conversaciones sobre tecnología militar. Aunque ella no podía hablar sobre ese tema fue aprendiendo y guardando en su memoria todo lo que escuchaba.
Después de unos cuantos de años, Hedy decidió huir de ese matrimonio. Primero fue a París, luego a Londres y finalmente terminó en Hollywood.
En U.S.A se convirtió en una gran estrella del cine. Era guapísima y durante las décadas de los 30 y los 40 grabó muchas películas. Su carisma abarrotaba los cines.
Lo que el mundo no sabía es que detrás de esa belleza había una incalculable inteligencia. Mientras su colegas actores y actrices se iban de fiesta, ella leía libros de ingeniería dando forma a sus ideas.
Creó junto a su amigo músico, George Antheil, un sistema de comunicación llamado “salto de frecuencia”que permitía enviar señales de forma secreta.
Aunque en ese momento el gobierno de Estados Unidos no usó su invento, con los años esa tecnología se volvió la base de muchas cosas que usamos hoy: Wi-Fi, Bluetooth y GPS.
En 1942, Hedy y George recibieron una patente por su invento, lo que significa que era oficialmente suyo. Pero durante muchos años nadie les creyó y, Hedy siguió siendo conocida solo como actriz hasta hace poco tiempo. Falleció en enero del año 2000 en Florida (Estados Unidos)
No todos sus inventos llegaron a usarse pero, lo importante es que ella nunca dejó de crear, imaginar y experimentar.
¡Qué mujer tan fascinante!
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