Hedwig Eva Mª Kiesler nació en Viena en 1914.
Hija de padres judíos no practicantes, fue considerada superdotada por sus profesores. Además, creció escuchando las interpretaciones de su madre al piano, por lo que ella también tocaba este instrumento a la perfección. Comenzó a estudiar ingeniería, pero abandonó los estudios y se dedicó a su sueño: ser actriz. Su impulsor, Max Reinhardt, la llevó a Berlín para que se formase en interpretación. Cuando regresaron a Viena comenzó su trabajo en la industria del cine:
En 1932 se estrenó Éxtasis. Dirigida por Gustav Machaty y protagonizada por Hedy, causó polémica tras exponer su desnudez en un momento excitante.
Fue tal el escándalo, que se prohibió su proyección en las salas de cine. Sin embargo, Fritz Mandl, líder de una empresa de armamento nazi, fue asombrado por la belleza de la joven y pidió permiso a su padre para enamorarla. Los padres de Hedwig estaban avergonzados, así que aceptaron la proposición y más tarde, su petición de mano pensando que al ser este bastante mayor que Hedwig, la devolvería al buen camino. No les importó la opinión y deseo de su hija de continuar su carrera artística, la obligaron a casarse con él sin saber que era extremadamente celoso. Intentó conseguir todas las copias de Éxtasis para que sólo él pudiera verla desnuda. Todo el mundo pensaba que ella tenía una nueva vida de lujo: Vivía en un famoso castillo de Austria, pero el resto desconocía que, en realidad, era una esclava para su marido.
Cansada de su nueva vida, había comenzado incluso a retomar su carrera como ingeniera, aprovechando que era obligada por su marido a asistir a las reuniones de trabajo de este sobre armas nazi, para recopilar información y aprender de ella.
Hasta que un día, cansada de sufrir, decidió huir aprovechando que su pareja estaba en un viaje de negocios. Logró llegar a Londres y subir a bordo de la embarcación con la que llegaría hasta EEUU. Allí mismo, coincidió con el productor de películas Louis B. Mayer, que le ofreció trabajo, aunque con una condición: cambiarse el nombre para que nadie la relacionase con "Éxtasis". Pasó a llamarse Hedy Lamarr. Protagonizó muchas películas y su imagen deslumbrante la convirtió en la verdadera estrella de los años 30.
A mediados del siglo XX, surge la Segunda Guerra Mundial. Hedy quería participar en la lucha contra los nazis, y creó una campaña con la que consiguió recaudar millones de dólares para financiar la guerra.
No conforme con eso, colaboró con George Antheil y patentó el "Sistema Secreto de Comunicación", con el que mejoraría los medios de comunicación y eliminaría los riesgos de las interferencias por parte de los contrincantes.
Acabó marginada por la sociedad y esto la llevó al consumo excesivo de pastillas, obsesión por la cirugía estética y la cleptomanía.
Ya era tarde para reconocer su honor. Aunque este momento llegó, fue demasiado tarde. Ya no le ilusionaba nada y los premios otorgados los recogió, en su nombre, su hijo.