Hedy Lamarr, nacida en Viena en 1914, fue una de las mujeres más brillantes y multifacéticas de su época. Aunque su fama se debe principalmente a su carrera en Hollywood, Lamarr también fue una autodidacta en el campo de la ciencia. Durante su juventud, mostró una fascinación por la tecnología y la invención, algo poco común en mujeres de su tiempo. Además de su carrera como actriz, donde destacó por su belleza y talento, Lamarr se dedicaba en su tiempo libre a estudiar y desarrollar ideas tecnológicas.
A lo largo de la Segunda Guerra Mundial, se mudó a Estados Unidos, donde se convirtió en una estrella de cine. A pesar de su éxito en la pantalla, Hedy no dejó de lado su pasión por la ciencia y la innovación. Durante este periodo, junto con el compositor George Antheil, desarrolló una tecnología de "salto de frecuencia" que permitiría a los torpedos guiados cambiar su señal constantemente, evitando interferencias y mejorando la precisión de los ataques. Aunque en ese momento su invento no fue utilizado, la idea de Hedy Lamarr sentó las bases para la tecnología moderna de comunicación sin cables, que hoy día se emplea en diversas aplicaciones como el Wi-Fi, Bluetooth y las redes de teléfonos móviles.
Su contribución a la ciencia estuvo olvidada por muchos años, pero en tiempos recientes, se ha reconocido a Hedy Lamarr no solo como una actriz de renombre, sino también como una pionera en el campo de la tecnología. Su legado demuestra que la curiosidad y la pasión por el conocimiento no tienen fronteras, ni en el cine ni en la ciencia.