En el año 370 d.C nació una de las matemáticas más grandes de la historia, Hipatia de Alejandría. Hipatia, era hija de un gran filósofo, astrónomo y matemático conocido como Teón de Alejandría. Su padre le enseñó muchas de las cosas que ella sabía y le transmitió su pasión por la ciencia a su hija. De esta manera, Hipatia, se llenó de cultura y todo el conocimiento de la época, un privilegio que la mayoría de las mujeres en aquel entonces no tenían. Tras varios viajes a Italia y a Grecia en los que se llenó de aprendizaje y conceptos de los que nunca antes había oído hablar, se inspiró y decidió dedicarse a la enseñanza, dando clases de varias materias como la filosofía, las matemáticas y la astronomía. Estas clases se las dedicaba a alumnos de familias de buen nombre con niños tanto cristianos como paganos.
En el año 415 d. C, desafortunadamente, fue brutalmente asesinada por una multitud cristiana. La verdad de su asesinato es que, durante ese tiempo, en Alejandría, solían darse muchas tensiones entre dos bandos que eran los cristianos y aquellos que seguían la filosofía a la vez que otras formas de la ciencia. Hipatia era una filósofa que tuvo mucha influencia en el mundo y tenía una relación muy cercana con Orestes, el gobernador de la ciudad en aquel entonces. Sin embargo, él, tenía un pasado lleno de conflictos con el obispo cristiano de Alejandría conocido como Cirilo. Por lo tanto, los creyentes de la religión cristiana empezaron a visionar a Hipatia como si fuera una adversaria de aquella religión, aunque verdaderamente, lo único que hacía ella era enseñar y su posición no estaba en contra de ninguna religión. Su muerte hasta hoy en día sirve como un claro ejemplo de cómo a lo largo del tiempo, siempre hay personas que tratan de parar que el conocimiento avance por miedo o por solo querer forzar sus propias ideas.