Dirigió la Escuela Neoplatónica de Alejandría, donde enseñó filosofía, matemáticas y astronomía. Fue una de las primeras mujeres científicas documentadas y destacó por su profundo conocimiento y método racional.
Se cree que perfeccionó instrumentos científicos como el astrolabio y el hidrómetro. Escribió comentarios sobre obras matemáticas de Diofanto y Apolonio, aunque sus escritos no se han conservado. Su influencia se extendió entre los pensadores de la época, convirtiéndose en una figura de gran prestigio.
Hipatia vivió en un contexto de creciente conflicto entre paganos y cristianos en el Imperio Romano. Su cercanía con Orestes, gobernador de Egipto, la convirtió en blanco de la hostilidad cristiana liderada por Cirilo, obispo de Alejandría. En el año 415 d.C., fue brutalmente asesinada por una turba de fanáticos religiosos, marcando el fin de la tradición intelectual helenística en Alejandría.
Su legado la convirtió en un símbolo del pensamiento libre y la lucha contra el fanatismo. Hoy es reconocida como pionera
sino también por su papel como educadora y líder intelectual.
Su padre, Teón de Alejandría, fue un reconocido matemático y astrónomo, y se cree que ella recibió una educación privilegiada, lo que le permitió profundizar en los conocimientos de la geometría, la astronomía y la filosofía, especialmente en las enseñanzas de Platón y Aristóteles. Hipatia dirigió la escuela neoplatónica de Alejandría, donde enseñó a estudiantes de diversas procedencias, promoviendo el pensamiento crítico y el conocimiento científico.
Además de sus contribuciones a la matemática, como el desarrollo de métodos para resolver ecuaciones y su trabajo sobre el astrolabio, Hipatia es recordada por su defensa del racionalismo y la ciencia en un contexto de creciente fanatismo religioso. Su vida y muerte, trágicamente violentas, simbolizan la lucha entre el conocimiento racional y la intolerancia. Fue asesinada por una turba de cristianos en un acto de violencia que reflejó las tensiones religiosas de su tiempo, convirtiéndose en un símbolo del sacrificio de la razón frente a la barbarie. Su legado perdura como un ícono de la sabiduría y la búsqueda del conocimiento, inspirando a generaciones posteriores en la defensa del pensamiento crítico y la igualdad de género en la educación.