Hipatía fue una gran matemática, filósofa y astrónoma que vivió durante la época de la Antigua Grecia y del Imperio Romano. Nació en Egipto, en una familia de intelectuales. Su padre, Teón de Alejandría, un gran matemático y astrónomo de la época, fue el encargado de la educación de su hija. Creció entre las obras de los influyentes Euclides, Apolonio y Plotino. La pasión por las matemáticas que le transmitió su padre la llevó a convertirse en un modelo ejemplar en la transmisión de la cultura en Alejandría.
A pesar de ser una mujer, logró hacerse un hueco entre los mejores matemáticos en una sociedad completamente machista, convirtiéndose en una de las primeras matemáticas en destacar en la historia de la humanidad. Su fama no viene solo de haber hecho tantos avances en geometría y astronomía, que sirvieron de gran ayuda para el desarrollo de estas mismas áreas, sino que se debe a que rompió con las barreras de género en una época en que eso era inimaginable.
Dedicó su vida no solo a las matemáticas, sino que también la dedicó a la enseñanza, llegando a crear su propia escuela en Alejandría, un centro de sabiduría y conocimientos en aquella época. Esta escuela llegó a obtener tanto reconocimiento que atrajo a personas de muchos países hasta allí para ser alumnos de la gran Hipatía de Alejandría. Esto hizo que sus conocimientos se extendieran por todo el mundo, sirviendo de referencia para próximas investigaciones y estudios y convirtiéndola en una figura de sabiduría.
A pesar de todos los logros que alcanzó, su vida no fue nada fácil, ya que se vio influenciada por los constantes conflictos y tensiones que había en Alejandría, principalmente conflictos entre cristianos y paganos. Esto, poco tiempo después, acabaría con su vida, ya que, acusada de ser hereje y pagana, fue asesinada a manos de una turba de cristianos en el año 415 d.C. Su muerte marcó un antes y un después en la historia del conocimiento, marcando el final de la era clásica.
Aunque Hipatía tuvo un final muy duro, su recuerdo sigue siendo muy importante hoy en día. No solo fue una gran científica, sino también un ejemplo de valentía y defensa del conocimiento. Su historia representa la lucha por los derechos de las mujeres en la ciencia y por la libertad de pensar. Por eso, todavía se la recuerda como un símbolo de inteligencia y justicia.