Hipatia de Alejandría fue una de las mujeres más importantes de la historia antigua, aunque durante mucho tiempo no se le reconoció como se merecía. Nació en la ciudad de Alejandría, en Egipto, alrededor del año 355 o 370 d.C. y desde muy joven se interesó por las matemáticas, la astronomía y la filosofía, cosas que en esa época casi siempre solo estudiaban los hombres.
Su padre, Teón de Alejandría, también era un sabio muy conocido y fue quien le enseñó desde pequeña. Gracias a eso, Hipatia pudo aprender sobre las estrellas, los números y las ideas filosóficas que hablaban de cómo funciona el mundo. Cuando se hizo adulta, Hipatia empezó a dar clases en la famosa escuela de Alejandría, una ciudad que en aquel tiempo era uno de los centros culturales y científicos más importantes del mundo.
Hipatia destacó mucho por sus conocimientos en matemáticas y astronomía. Se dice que mejoró el astrolabio, un aparato que servía para medir la posición de las estrellas, y que también diseñó un hidrómetro, que medía la densidad de los líquidos. Además, escribió varios libros y comentarios sobre obras matemáticas antiguas que ayudaron a que esos saberes no se perdieran.
Pero no todo en su vida fue bueno. En aquella época había muchos problemas entre los cristianos y los que seguían las antiguas religiones y filosofías. Hipatia, aunque respetaba a todos, defendía el pensamiento libre y la razón. Por desgracia, en el año 415 d.C., fue atacada por una turba de fanáticos religiosos que no aceptaban sus ideas y la asesinaron brutalmente.
Hoy en día, Hipatia es recordada como un símbolo de la libertad de pensamiento, de la importancia de la ciencia y de la lucha de las mujeres por tener los mismos derechos a estudiar y enseñar que los hombres. Su historia demuestra que las ideas y el conocimiento pueden vivir para siempre, aunque las personas desaparezcan.