Inge Lehmann (1888-1993): La pionera que descubrió el núcleo interno de la Tierra
Inge Lehmann fue una destacada sismóloga y geofísica danesa, reconocida por su revolucionario descubrimiento del núcleo interno sólido de la Tierra en 1936. Su trabajo cambió el conocimiento sobre la estructura interna del planeta y sentó las bases para la sismología moderna.
Infancia y educación
Nació el 13 de mayo de 1888 en Copenhague, Dinamarca. Desde temprana edad, mostró un gran interés por las matemáticas y las ciencias, influenciada por una educación progresista en la escuela dirigida por Hanna Adler, donde se fomentaba la igualdad de género en el aprendizaje. Posteriormente, estudió matemáticas y física en la Universidad de Copenhague y en la Universidad de Cambridge, aunque su formación se vio interrumpida temporalmente debido al agotamiento académico.
Carrera profesional y descubrimiento del núcleo interno
Lehmann comenzó su carrera en el campo de la sismología en el Real Instituto Geodésico de Dinamarca, donde trabajó como jefa del departamento de sismología. Durante su investigación, analizó los datos de las ondas sísmicas generadas por terremotos y observó un fenómeno inexplicable: ciertas ondas sísmicas atravesaban el núcleo terrestre, lo que contradecía la teoría predominante de un núcleo completamente líquido.
En 1936, tras un meticuloso análisis, Lehmann propuso que la Tierra no tenía un núcleo completamente líquido, como se creía, sino que en su interior existía un núcleo sólido rodeado por un núcleo externo líquido. Este descubrimiento, basado en la observación de ondas P reflejadas dentro del núcleo, fue ampliamente aceptado y confirmado décadas más tarde con estudios más avanzados.
Reconocimientos y legado
A pesar de su enorme contribución a la geofísica, Lehmann tuvo que enfrentarse a las dificultades de ser una mujer en un campo dominado por hombres. No obstante, su trabajo fue reconocido a nivel mundial y recibió múltiples premios, entre ellos la prestigiosa Medalla Bowie de la Unión Geofísica Estadounidense en 1971.
Continuó su labor científica hasta una edad avanzada y dejó un legado invaluable en el estudio de la estructura de la Tierra. Falleció el 21 de febrero de 1993, a la edad de 104 años, dejando una huella imborrable en la historia de la sismología.