Jane Cooke

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"Los pacientes son personas. No son solo estadísticas, ni son enfermedades".

Biografía de Jane Cooke

Jane Cooke madre de la quimioterapia.
Hablar de Jane Cooke Wright es hablar de innovación y una pasión incansable por salvar vidas. Nacida el 30 de noviembre de 1919 en Nueva York, Jane creció en un hogar donde la medicina era mucho más que una profesión: era una misión de vida. Su padre, el doctor Louis T. Wright, fue uno de los primeros médicos afroamericanos en formar parte del personal de un hospital público en Estados Unidos, y desde pequeña, Jane fue testigo del impacto que un médico comprometido podía tener en su comunidad.
Después de graduarse con honores del Smith College, obtuvo su título de médica en 1945 en el New York Medical College, una hazaña ya impresionante para una mujer afroamericana en esa época. Pero su verdadero legado comenzaría unos años después, cuando se unió al equipo de investigación del Harlem Cancer Research Foundation, liderado por su padre.
Allí, Jane no solo siguió los pasos de su padre, sino que los amplió. Juntos comenzaron a experimentar con un nuevo método para tratar el cáncer: la quimioterapia. Lo revolucionario fue que ella empezó a administrar los medicamentos por vía intravenosa, lo que permitía atacar las células cancerosas de manera más precisa y con mejores resultados. Pero Jane no se detuvo ahí.
Tuvo la visión de combinar la quimioterapia con la radioterapia, una idea que en ese entonces era muy innovadora. Este enfoque integral ayudó a mejorar notablemente los tratamientos para distintos tipos de cáncer, y fue un paso decisivo hacia lo que hoy conocemos como medicina personalizada. Gracias a su trabajo, los médicos comenzaron a entender que no todos los cánceres se tratan igual, y que cada paciente necesita un enfoque específico.
En 1967, Jane fue nombrada directora del Departamento de Quimioterapia en el New York Medical College. Con este nombramiento, se convirtió en la mujer afroamericana con el cargo más alto en una institución médica en todo Estados Unidos. Además, formó parte del Comité Nacional de Cáncer, asesorando al presidente Lyndon B. Johnson.
A lo largo de su carrera, Jane Cooke Wright rompió barreras, abrió puertas y salvó incontables vidas. No solo cambió la forma en que tratamos el cáncer, sino que también cambió lo que creíamos posible para una mujer afroamericana en la ciencia.
Falleció en 2013, pero su legado sigue presente en cada paciente que recibe un tratamiento oncológico más humano, más preciso y más esperanzador. Jane no solo fue una científica brillante; fue una fuerza imparable que transformó la medicina para siempre.