Jane nació en el año 1934 en Londres. Desde pequeña estaba rodeada de animales, tenía una gran fascinación por África. Cuando era pequeña, Jane se llevó lombrices a la cama y su madre le explicó que sus nuevas amigas necesitarían tierra para sobrevivir y, juntas, las devolvieron al jardín.
Los libros favoritos de Jane eran los de la vida animal como El libro de la selva. Con 10 años soñaba con ir a vivir a la selva, lo consiguió gracias al apoyo de su madre.
Estudió secretaría. Con 23 años viajó a Kenia para trabajar como secretaria en una granja, donde conoció al famoso paleontólogo Louis Leakey, que la contrató, primeramente, como asistente y después como observadora de un grupo de chimpancés. Aunque no tenía formación científica, gracias a su amor por los animales, su inteligencia y su tenacidad logró ofrecernos una visión sorprendente de los chimpancés.
Realizó un estudio de 26 años de los chimpancés en el parque nacional Gombe Stream, en Tanzania, respaldado por National Geographic. A la reserva para hacer el estudio, no la dejaban ir sola por ser blanca y chica. Puso nombre a los chimpancés que estudió. Durante el estudio, un día, un macho se paseó por el campamento, trepó a una palmera y comió frutos. Después, bajó al campamento, robó un plátano de una mesa y permitió que Jane le ofreciese otro, lo llamó David Greybeard y este indicó al resto que Jane no daba tanto miedo como creían y así fue como conoció y nombró al resto de la comunidad.
En 1972 creó el Instituto Jane Goodall, para proteger a los chimpancés. Nos enseñó que no importa quién seas, sino lo que eres capaz de hacer. Nos enseñó que tenemos una responsabilidad con los animales y que tenemos que cuidar la naturaleza.