Leona Woods, conocida más tarde como Leona Woods Marshall Libby, fue una de las pocas mujeres que participaron en el Proyecto Manhattan. Su trabajo en la medición de la radiación y en la fisión nuclear fue fundamental para el desarrollo de la bomba atómica, aunque su contribución ha sido menos reconocida que la de sus colegas masculinos.
Nació el 9 de agosto de 1919 en La Grange, Illinois, y desde temprana edad mostró una gran pasión por la ciencia. Su curiosidad y talento la llevaron a estudiar física y química en la Universidad de Chicago, donde obtuvo su doctorado en física con solo 23 años, bajo la dirección de Enrico Fermi, uno de los científicos más influyentes en el desarrollo de la energía nuclear. En un campo dominado por hombres, Woods logró destacar gracias a su inteligencia y dedicación.
Poco después de graduarse, fue trasladada a Los Álamos, el centro neurálgico del Proyecto Manhattan, donde continuó su trabajo en la física nuclear. Se especializó en la medición de la radiación emitida por materiales fisionables y en los efectos de la fisión nuclear, conocimientos esenciales para perfeccionar la bomba de plutonio. Durante esta etapa, quedó embarazada de su primer hijo, pero decidió ocultarlo para evitar ser apartada del proyecto. En un entorno altamente competitivo y exigente, su determinación y resistencia la mantuvieron en primera línea del esfuerzo científico.
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Woods continuó su carrera como investigadora, primero en el Brookhaven National Laboratory y luego como profesora en instituciones como la Universidad de Chicago, la Universidad de Nueva York y el Instituto Tecnológico de California (Caltech). A lo largo de su trayectoria, amplió su campo de estudio y se interesó por la climatología y la geoquímica, investigando los efectos de la radiación en el medio ambiente y el cambio climático, temas que se convertirían en preocupaciones centrales en las décadas siguientes.
Leona Woods falleció el 10 de noviembre de 1986, dejando un importante legado en la historia de la física nuclear. A pesar de haber sido una figura clave en el Proyecto Manhattan, su nombre ha sido eclipsado por el de sus colegas masculinos. Sin embargo, su trabajo sigue siendo una contribución fundamental a la ciencia, y su historia representa el esfuerzo y la determinación de las mujeres que desafiaron las barreras de género en la ciencia del siglo XX.