Nacida en Valencia en 1993.Sus padres abrieron un restaurante chino en Valencia y en seguida enviaron a su bebé de vuelta a Wenzhou. Dos años después, la niña regresó con sus padres, que acabaron abriendo un supermercado en Málaga, la ciudad que ha marcado su acento. “Cuando era adolescente sí que ayudaba en la tienda de mis padres. No es el típico bazar de todo a 100, sino que vendemos comida asiática: japonesa, tailandesa, china, bastante variada”, relata.
Muy pronto ella cambió el negocio familiar por la ciencia. Se fue a Sevilla a estudiar Biotecnología en la Universidad Pablo de Olavide. Y sus notas fueron brillantes: 9,4 sobre 10. Fue becada por el Banco Santander para estudiar un semestre en Carolina del Sur (EE UU). Después fue becada por la Fundación Ramón Areces, vinculada a El Corte Inglés, para estudiar un máster en Biomedicina Molecular en la Universidad Autónoma de Madrid. Y ahora disfruta de una beca de la Obra Social La Caixa para realizar sus estudios de doctorado en el CNIO, uno de los mejores centros de investigación del cáncer de Europa.
Zhu habla español, inglés, mandarín, el dialecto de Wenzhou, el valenciano casi olvidado que manejaba de niña y el alemán que aprendió de Erasmus en el Instituto de Bioquímica y Biología Molecular de Hamburgo. A sus 25 años, investiga en el Grupo de Metástasis Cerebral del CNIO, dirigido por el veterinario zaragozano Manuel Valiente. Su proyecto de tesis doctoral consiste en desarrollar una plataforma —bautizada METPlatform— para identificar nuevos fármacos contra este tipo de cáncer.
Ahora mismo, Zhu cuenta con decenas de ratones inmunodeprimidos a los que inyecta células de metástasis cerebrales humanas, procedentes de tumores primarios de pulmón, mama o melanoma. Cuando el tumor se expande, la biotecnóloga eutanasia a los animales y corta cada uno de sus cerebros en unas 50 rodajas, con el objetivo de probar en ellas multitud de fármacos para ver si funcionan o no. Además de tejido de roedores, Zhu también utiliza metástasis humanas frescas extraídas en cirugías, para confMi infancia fue bastante parecida a la de otros chiñoles*. Después del colegio pasaba bastante tiempo en el negocio de mi familia. Por entonces, no entendía por qué, mientras otros niños salían a jugar, yo tenía que quedarme ayudando en la tienda, así que no llevaba muy bien el tema de las dos culturas. Además, los fines de semana iba a una escuela china para aprender el mandarín.
Antes de empezar la carrera encontré mis referentes en las grandes científicas del pasado que aparecen en los libros de texto. Por ejemplo, volviendo al tema del ADN, la investigación de Rosalind Franklin fue esencial para el descubrimiento de la estructura del ADN
**chinoles: neologismo asociado a los ciudadanos de españoles de origen chino. Responde a la combinación de los términos ‘chino’ y ‘español’, y fue acuñado por Shaowei Liu y popularizado en 2015 la periodista y autora de origen chino Susana Ye en su documental “Chinoles y Bana