Margarita Salas (1938-2019) fue una destacada bioquímica y científica española, conocida por sus contribuciones fundamentales al estudio de la biología molecular y la genética. Nació el 30 de noviembre de 1938 en Canero, Asturias, España. Desde joven, mostró un gran interés por la ciencia y las matemáticas, lo que la llevó a estudiar Ciencias Químicas en la Universidad de Oviedo, donde se graduó en 1960.
En la década de 1960, Margarita Salas se trasladó a Estados Unidos, donde realizó su doctorado en la Universidad de Nueva York bajo la supervisión de Severo Ochoa, quien más tarde recibiría el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1959. Su trabajo en el laboratorio de Ochoa le permitió conocer de cerca los avances en la biología molecular y las técnicas de análisis del ADN.
A su regreso a España, en 1967, Salas comenzó a trabajar en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), donde más tarde se convirtió en una de las investigadoras más relevantes en el campo de la biología molecular. Fue pionera en el estudio de los virus y la replicación del ADN, especialmente en su trabajo sobre el virus Phi29, que le permitió descubrir mecanismos innovadores en la replicación del material genético.
A lo largo de su carrera, Margarita Salas fue autora de numerosos trabajos científicos que contribuyeron a la comprensión de los mecanismos fundamentales de la vida. Su trabajo sobre la replicación del ADN y su estudio de las enzimas involucradas en este proceso abrieron nuevas perspectivas en la genética y la biotecnología. También fue una de las científicas más destacadas en la promoción de la investigación y la educación científica en España.
Salas recibió numerosos premios y honores a lo largo de su carrera, incluido el Premio Nacional de Investigación en Biología Molecular y la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. Fue una firme defensora de la igualdad de género en la ciencia y de la importancia de la educación en la ciencia para las nuevas generaciones.
Margarita Salas falleció el 7 de marzo de 2019 a los 80 años, dejando un legado duradero en la ciencia española y mundial. Su contribución al avance de la biología molecular la ha convertido en una figura clave en la historia de la ciencia.