Margarita Salas

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Principales hitos

“Nunca va a ver recursos suficientes para la ciencia, porque siempre queremos mas. Pero por lo menos, que estemos a nivel europeo “

Biografía de Margarita Salas

Margarita Salas nació el 30 de noviembre de 1938 en la pintoresca localidad de Canero, Asturias. Desde muy joven, mostró un gran interés por la ciencia, lo que la llevó a estudiar en el Colegio de la Asunción de Gijón. A los 16 años, se trasladó a Madrid para continuar su formación, donde se matriculó en la Universidad Complutense de Madrid. En 1960, se graduó en Ciencias Químicas con la calificación de sobresaliente, destacándose entre sus compañeros.

Su pasión por la bioquímica la llevó a convertirse en discípula del renombrado Nobel Severo Ochoa, quien la inspiró y guió en su camino académico. En 1963, Margarita completó su doctorado bajo la dirección de Alberto Sols, consolidando su posición en el ámbito científico. En 1964, dio un paso importante en su carrera al trasladarse a Nueva York junto a su esposo, Eladio Viñuela. Durante su estancia en la Universidad de Nueva York, trabajaron juntos en investigaciones que sentarían las bases para el desarrollo de la biología molecular en España.

Tras regresar a su país en 1967 con una beca estadounidense, Margarita Salas se dedicó a la investigación y la enseñanza, convirtiéndose en una figura clave en el estudio de la replicación del ADN. Sus contribuciones pioneras no solo avanzaron el conocimiento en biología molecular, sino que también abrieron puertas para futuras generaciones de científicos en España y más allá.

A lo largo de su vida, Margarita recibió numerosos reconocimientos por su trabajo, incluyendo premios y distinciones que celebraron su impacto en la ciencia. Fue una defensora incansable de la educación y la igualdad de género en el ámbito científico, inspirando a muchas mujeres a seguir carreras en ciencia y tecnología.

Margarita Salas falleció el 7 de noviembre de 2019, pero su legado perdura. Su vida y obra continúan siendo un faro de inspiración para científicos y estudiantes, recordándonos la importancia de la curiosidad, la dedicación y el compromiso con el avance del conocimiento. Su historia es un testimonio del poder de la ciencia y el impacto que una sola persona puede tener en el mundo.