Margarita Salas Falgueras nació el 30 de noviembre de 1938 en Canero, Asturias, España. Desde pequeña, le encantaba la ciencia y decidió estudiar Química en la Universidad Complutense de Madrid, donde obtuvo su doctorado. Luego, se fue a Nueva York con su esposo para trabajar con el famoso científico Severo Ochoa. Durante su tiempo en Nueva York, Margarita adquirió valiosas habilidades y conocimientos en biología molecular.
Cuando volvió a España en 1967, Margarita y su esposo comenzaron a investigar en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Allí, descubrieron una enzima muy importante llamada polimerasa Φ29, que ayuda a replicar el ADN. Este descubrimiento fue muy importante para la biotecnología y la medicina, porque permite copiar ADN de manera fácil y precisa. La polimerasa Φ29 se ha utilizado en una variedad de aplicaciones, incluyendo la amplificación de muestras de ADN en medicina forense y diagnóstico de enfermedades genéticas.
A lo largo de su vida, Margarita publicó más de 350 artículos científicos y ganó muchos premios por su trabajo. Algunos de los más importantes incluyen el Premio Jaime I de Investigación, el Premio México de Ciencia y Tecnología, y el Premio Nacional de Investigación Santiago Ramón y Cajal. Además, en 2003, se convirtió en la primera mujer en ser elegida miembro de la Real Academia Española, un hito significativo que destacó su importancia en el mundo científico.
Margarita también luchó mucho por la igualdad de género en la ciencia. Quería que más mujeres tuvieran la oportunidad de ser científicas y siempre animó a las nuevas generaciones a seguir sus sueños. Fue una gran mentora y ayudó a muchos jóvenes científicos a desarrollarse. Su influencia fue clave para que muchas mujeres se sintieran motivadas a seguir una carrera en ciencias.
Además de su trabajo científico, Margarita Salas fue una persona comprometida con la educación y la divulgación científica. Participó en numerosos eventos y conferencias para compartir su conocimiento y experiencia con el público en general. Su capacidad para explicar conceptos complejos de manera sencilla la convirtió en una figura muy querida y respetada en la comunidad científica.
Margarita Salas falleció el 7 de noviembre de 2019 a los 80 años, pero su legado en la ciencia sigue vivo. Su trabajo y dedicación han inspirado a muchos otros científicos a seguir sus pasos. Su vida es un ejemplo de cómo la pasión y el esfuerzo pueden llevar a grandes descubrimientos y avances que benefician a toda la humanidad.