La científica más famosa de la historia fue una mujer que dedicó toda su vida a la ciencia, y cuyas investigaciones le valieron dos premios Nobel: uno de Física en 1903, junto con su marido Pierre, convirtiéndose en la primera mujer en obtener este galardón, y otro de Química en solitario en 1911.
Marie Curie (bautizada como Maria Salomea Skłodowska) pasó a la historia como la "madre de la física moderna", nació el 7 de noviembre de 1867 en Varsovia, entonces capital de un país ocupado por Rusia, que tras sofocar varias revueltas nacionalistas acabó imponiendo su lengua y sus costumbres.
Marie inició su carrera científica en 1894 con una investigación sobre las propiedades magnéticas de diversos aceros que le encargó la Sociedad para el Fomento de la Industria Nacional. Fue ese mismo año cuando Marie conoció a Pierre Curie, un físico francés, pionero en el estudio de la radiactividad. Desarrollaron una profunda amistad (y algo más), hasta el punto de que Pierre le propuso matrimonio.
El cariño y la pasión que ambos tenían por la ciencia les unió el 26 de julio de 1895. Como era de esperar, tras la boda, la pareja (que tendría dos hijas) consagró su vida a la investigación.
En 1903, "en reconocimiento por los extraordinarios servicios rendidos en sus investigaciones conjuntas sobre los fenómenos de radiación descubiertos por Henri Becquerel", junto con Henri Becquerel y Pierre Curie, Marie fue galardonada con el Premio Nobel de Física convirtiéndose en la primera mujer en recibir el preciado galardón. Los Curie no recogieron el premio en persona alegando que estaban demasiado ocupados en sus investigaciones.
A partir del otoño de 1898, el matrimonio empezó a padecer los primeros problemas de salud que los acompañarían el resto de sus vidas. Éstos incluían desde fatiga a inflamación de las yemas de los dedos. El 19 de abril de 1906, la tragedia golpeó a Marie de la forma mas devastadora: Pierre murió a consecuencia de un accidente en París.
Marie Curie murió el 4 de julio de 1934 cerca de Salanches, Francia, a causa de una anemia aplástica –un trastorno raro en el que la médula espinal no produce suficientes células nuevas–, contraída probablemente como consecuencia de la exposición continua a la radiación. Tampoco su cuerpo se libró