Marie Sophie Germain nació el 1 de abril de 1776 en París, Francia, en una familia acomodada. Desde una edad temprana, mostró un gran interés por las matemáticas, pero su acceso a la educación formal fue limitado debido a las restricciones de género de su época. Las mujeres no podían asistir a la universidad, lo que la llevó a estudiar de manera autodidacta. Utilizaba los libros de su padre y se sumergía en la lectura de obras de matemáticos famosos, como el gran matemático suizo Leonhard Euler.
Para poder comunicarse con otros matemáticos, Germain adoptó el seudónimo de "Monsieur Le Blanc", lo que le permitió enviar sus trabajos a destacados matemáticos de la época sin que su identidad femenina fuera un obstáculo. A través de esta estrategia, logró establecer correspondencia con figuras como Joseph-Louis Lagrange y Pierre-Simon Laplace, quienes reconocieron su talento y la alentaron en su trabajo.
Uno de sus logros más significativos fue su contribución a la teoría de números, en particular su trabajo sobre los números primos. Germain formuló lo que ahora se conoce como el "Teorema de Sophie Germain", que se refiere a una propiedad de los números primos en relación con la factorización de ciertos tipos de números. Este teorema ha tenido un impacto duradero en la teoría de números y sigue siendo relevante en la actualidad.
Además de su trabajo en teoría de números, Germain también hizo importantes contribuciones a la teoría de la elasticidad. Su investigación sobre la vibración de las superficies elásticas fue fundamental para el desarrollo de la ingeniería estructural, y su trabajo influyó en la construcción de estructuras como la Torre Eiffel, aunque esta se construyó después de su muerte.
A pesar de sus logros, Germain enfrentó muchos desafíos a lo largo de su vida. La sociedad de su tiempo era escéptica respecto a la capacidad de las mujeres para contribuir a la ciencia, y ella tuvo que luchar constantemente por el reconocimiento y la aceptación en un campo dominado por hombres. Sin embargo, su perseverancia y dedicación la convirtieron en un modelo a seguir para futuras generaciones de mujeres en la ciencia.
Marie Sophie Germain falleció el 27 de junio de 1831 a la edad de 55 años en París. Su muerte fue trágica, ya que se dice que se cayó del balcón de su apartamento. A pesar de su vida relativamente corta, su legado perdura, y hoy en día es recordada como una pionera en matemáticas y un símbolo de la lucha por la igualdad de género en la ciencia.
Su historia es un recordatorio poderoso de que la pasión y la dedicación pueden superar las barreras sociales, y su contribución a las matemáticas y la ciencia sigue siendo celebrada en la actualidad