Mary Jackson nació el 9 de abril de 1921 en Hampton, Virginia (EE. UU.). Desde joven mostró una gran habilidad para las matemáticas y la ciencia, lo que la llevó a estudiar en el Hampton Institute, donde se graduó con una doble licenciatura en Matemáticas y Física en 1942. Tras trabajar como profesora y en otras funciones, en 1951 ingresó al Comité Asesor Nacional para la Aeronáutica (NACA), que más tarde se transformaría en la NASA.
Comenzó su carrera en la NASA como calculadora humana, realizando a mano complejos cálculos matemáticos que serían fundamentales para el desarrollo de la aviación y la carrera espacial. Pronto fue asignada al túnel de viento supersónico del Centro de Investigación Langley, donde trabajó junto al ingeniero Kazimierz Czarnecki. Él la animó a seguir formándose, lo que llevó a Mary a solicitar permiso para asistir a clases de ingeniería en una escuela secundaria exclusiva para blancos. Gracias a su determinación y lucha, obtuvo el permiso y completó con éxito sus estudios.
En 1958, Mary Jackson se convirtió en la primera mujer afroamericana ingeniera de la NASA, especializándose en aerodinámica. Durante décadas trabajó en proyectos que mejoraron el diseño de aeronaves y cápsulas espaciales, superando barreras de género y raza en un ambiente altamente excluyente.
Más tarde en su carrera, decidió cambiar de área para trabajar en la administración del talento femenino y afroamericano dentro de la NASA, promoviendo la igualdad de oportunidades y abriendo camino para las generaciones futuras.
Mary Jackson se retiró en 1985, tras más de 30 años de servicio. En 2020, la NASA renombró su sede en Washington D.C. como el Edificio Mary W. Jackson, en su honor.