May-Britt Moser es una destacada neurocientífica noruega que ha sido reconocida internacionalmente por sus estudios sobre los mecanismos neuronales que permiten la orientación espacial y la navegación en el cerebro. Nació el 4 de enero de 1963 en Fosnavåg, Noruega, y desde temprana edad mostró interés por la ciencia y la psicología. Cursó sus estudios superiores en la Universidad de Oslo donde se graduó en psicología en 1990. Durante esta etapa universitaria conoció a su futuro esposo y colaborador, Edvard I. Moser, con quien formaría un equipo de investigación que cambiaría la comprensión sobre el sistema de posicionamiento del cerebro. Posteriormente, obtuvo su doctorado en neurofisiología en 1995 con una tesis enfocada en la conectividad del hipocampo y su papel en el aprendizaje y la memoria.
Tras completar su doctorado, May-Britt Moser y Edvard Moser realizaron investigaciones posdoctorales en la Universidad de Edimburgo y en el University College de Londres, donde trabajaron junto a John O’Keefe, otro pionero en el estudio del hipocampo y sus funciones espaciales. Inspirados por sus descubrimientos sobre las "células de lugar", en 1996 regresaron a Noruega y establecieron su propio laboratorio en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) en Trondheim. En 2002, fundaron el Instituto Kavli de Neurociencia de Sistemas y se consolidaron como referentes en su campo.
Uno de sus hallazgos más importantes fue el descubrimiento de las "células de red" en la corteza entorrinal medial en 2005. Estas células generan un patrón de activación en forma de una cuadrícula hexagonal que permite a los seres vivos construir un mapa interno de su entorno. Este descubrimiento complementó los estudios previos de O’Keefe sobre las "células de lugar" y juntos conformaron la base de la comprensión moderna sobre la representación espacial en el cerebro. Su trabajo revolucionó la neurociencia y ha sido fundamental para la investigación de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer ya que el hipocampo y la corteza entorrinal son algunas de las primeras regiones en verse afectadas por esta enfermedad.
Como reconocimiento a sus contribuciones científicas, May-Britt Moser, Edvard Moser y John O’Keefe fueron galardonados con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2014. Además de este prestigioso premio, May ha recibido numerosos reconocimientos y distinciones a lo largo de su carrera, como el Premio Louisa Gross Horwitz y el Premio Perl-UNC en Neurociencia.
Más allá de su impacto en la neurociencia, May-Britt Moser ha destacado por su compromiso con la promoción de la equidad de género en la ciencia. Ha abogado por una mayor participación de mujeres en la investigación y ha sido una fuente de inspiración para futuras generaciones de científicas. Su legado no solo ha transformado la comprensión del cerebro sino que también ha impulsado cambios en la comunidad científica global.