Nacida en la época en la que las mujeres se enfrentan a enormes obstáculos para acceder a la
educación y a la investigación científica, Nettie demostró una gran determinación y vocación que la
llevaron a cumplir su sueño y dedicarse a lo que realmente deseaba.
Nettie Stevens, nacida el 7 de julio de 1861 en Cavendish, Vermont, fue una reconocida académica que
demostró un gran interés por la biología y la medicina. A pesar de las dificultades económicas de su
familia, continuó con sus actividades académicas y trabajó como profesora y bibliotecaria durante más
de una década. A pesar de estos desafíos, Nettie nunca perdió de vista su sueño de asistir a la
Universidad. Después de 35 años, se matriculó en la Universidad de Stanford en 1896, donde obtuvo su
licenciatura y maestría en biología.
Después de graduarse, Nettie continuó su trayectoria en Bryn Mawr College, donde se convirtió en una
inspiración para la investigación.
Durante su doctorado recibió una beca para trabajar en Europa, trabajando en dos de los
zoólogos más reconocidos de la época: Nápoles y Würzburg. Su trabajo con el biólogo
Theodor Boveri influyó en su investigación sobre los cromosomas y su papel en la herencia.
La investigación de Nettie se centró en la citogenética, estudiando la estructura y función
de los cromosomas. Eligió estudiar insectos, particularmente las branquias de harina,
debido a sus características reproductivas. Sus estudios desafiaron las teorías
predominantes de la época, que atribuían la determinación del sexo a factores externos o
ciertas características celulares. En 1905, Nettie publicó su trabajo más importante,
Estudios sobre espermatogénesis con especial referencia al "cromosoma accesorio", que
demostró que el sexo de un organismo estaba determinado por cromosomas específicos
que contribuían a la formación de espermatozoides.