Piedad de la Cierva nació en Murcia el 1 de junio de 1913. Era la mayor de tres hermanos, Julián, Juan y Francisco. Creció en un ambiente culto e ilustrado. Su padre era un hombre exigente y severo que quería que su hija tuviera la mejor educación posible para que entrara a la universidad después del bachillerato, así que con este fin contrató a dos profesores particulares, uno de los cuales despertó la vocación a la ciencia en Piedad. Esta cumplió las expectativas de su padre y terminó brillantemente el bachillerato en 1928, obteniendo el Premio Extraordinario. Se abría para ella una nueva etapa donde podría hacer realidad sus sueños. Aunque su padre prefería que hiciera Farmacia, ella estaba decidida a estudiar Químicas. El primer año lo cursó en la Universidad de Murcia y el curso siguiente continuó en la Universidad de Valencia. El ambiente conflictivo no solo no le impidió terminar la carrera en 1932 con diecinueve años y obtener el Premio Extraordinario de Licenciatura, sino que fue el punto de partida para una nueva aventura. De la Cierva tenía el objetivo de pilotar la implantación de los estudios sobre radioactividad en España. Sin embargo, la Guerra Civil interrumpió bruscamente todos esos sueños. En 1941 se presentó a las oposiciones de cátedra de Físico-química para las universidades de Madrid, Murcia y Sevilla. Las plazas de Madrid y Sevilla las ganaron dos de sus oponentes masculinos, mientras que la de Murcia quedó desierta. Sospechando de que su condición de mujer le había impedido el acceso, decidió abandonar la carrera universitaria para dedicarse solo a la investigación, que le resultaba más gratificante. Las aportaciones de Piedad de la Cierva a la ciencia española son evidentes. Su trayectoria científica presenta una continuidad desde los años treinta hasta los sesenta que abarca dos periodos históricos muy distintos, la segunda república y el franquismo. Esta continuidad es un rasgo interesante en su trabajo pionero. Fue una mujer valiente, a la que su pasión por la ciencia llevó a transitar por caminos no muy habituales por las mujeres de su tiempo. Falleció el 31 de diciembre de 2007 a los 93 años.