Sylvia Alice Earle nació en New Jersey, en 1935, pero con apenas 12 años se fue con su familia a Florida, a vivir a una casa junto al mar, lo cual marcaría desde entonces su vida. La fauna y la flora que llegaba a la costa llamaban enormemente su atención hasta que, a los 17 años, hizo su primera inmersión de buceo y pudo ver el mar desde dentro.
Sylvia se graduó en Botánica y acabó haciendo su tesis doctoral sobre algas en el golfo de México, un trabajo en el que recogió más de 20 000 ejemplares.
En 1964 formó parte de la primera expedición que exploró los fondos marinos de las Islas Seychelles, la única mujer junto a 70 hombres. Dos años más tarde participó también en la exploración de las Islas Galápagos y, poco a poco, fue consiguiendo alcanzar lugares donde nadie antes había estado.
Fue la primera persona en caminar por el fondo del mar a casi 400 metros de profundidad y, más tarde y junto al ingeniero Graham Hawkes, diseñaron un submarino con el que descenderían a más de 1000 metros de profundidad, el sumergible Deep Rover.
Entre los hitos de esta pionera está el haber sido la primera mujer científica jefe de la NOAA, una de las más prestigiosas instituciones para el estudio del océano. Ocupó dos años el cargo hasta que presentó públicamente su dimisión para denunciar la falta de interés del Gobierno en defender el medio marino. Según sus propias palabras: “Como ciudadana de a pie podré hacer y decir cosas que no son apropiadas para un alto funcionario de EEUU”.
Y desde entonces se convirtió en una de las principales voces en poner en valor la importancia del océano, en divulgar las maravillas que alberga y en defender su protección. En 2009 recibió el premio TED prize por una inspiradora charla que dio la vuelta al mundo. Con el dinero del premio fundó Mission Blue, una iniciativa cuyo objetivo es crear una red mundial de áreas marinas protegidas y que se ha convertido en una plataforma de divulgación extraordinaria.
Su incansable trabajo por la protección de los océanos le sirvió para que en 2018 con 83 años, recibiese el premio Princesa de Asturias de la Concordia.
Sylvia ha pasado más de 7 000 horas bajo el mar y hoy en día sigue luchando y trabajando por un océano lleno de vida.