Vera Florence Cooper Rubin, más conocida como Vera Rubin, fue una astrónoma estadounidense lanzada a la fama tras sus aportaciones a la ciencia cosmológica y astrofísica que nació el 23 de julio de 1928 (Filadefia).
La familia de Vera Rubin se constituía por sus padres, Philip Cooper (ingeniero eléctrico), Rose Applebaum Cooper y sus dos hermanas mayores.
Vera desarrolló, con el tiempo, un interés en la astronomía desatado gracias a que su padre construyera un telescopio de cartón cuando ella tan solo tenía 10 años.
Formó parte de Coolidge Senior High School, donde consiguió exitosamente graduarse en el año 1944. Persiguió sin descanso su sueño de obtener la licenciatura en astronomía y lo logró en el año 1948 en Vassar College. Después de esto, intentó inscribirse en Princeton, pero su solicitud fue denegada debido a la prohibición del programa de estudios de la astronomía a las mujeres hasta 1975.
Estudió física y física cuántica en la Universidad de Cornell, y durante dichos estudios hizo sus primeras observaciones en relación con las desviaciones de “flujo Hubble” en los movimientos de las galaxias.
Se casó con Robert Rubin en 1948, estudiante de su misma universidad, quien se convertiría en el padre de los cuatro hijos de Vera.
En 1954, realizó una tesis en la universidad de Georgetown sobre “la distribución de las velocidades de las galaxias”, lo que generó un gran revuelo y se publicaron títulos como “Joven madre encuentra el centro de la creación o algo parecido”.
Vera buscaba responder a la pregunta de si las galaxias están distribuidas uniformemente en el amplio Universo, por ello, se centró en aquella investigación y concluyó con la misma tras descubrir que las galaxias se concentraban en ciertas zonas dejando vacíos entre ellas.
Con ayuda de Kent Ford en los años 60, le dio forma a su tan esperando estudio de la rotación de las estrellas y del gas en los discos de las galaxias espirales. Fue entonces cuando investigaron “Andrómeda”.
Su hazaña más relevante en el transcurso de su vida fue cuando empezó a vislumbrar a la materia oscura cuando ella y su compañero contribuyeron significativamente al estudio de esta.
Rubin se percató de que, al medir la velocidad de rotación de las estrellas en las galaxias, no disminuían como se esperaba con la distancia al centro galáctico. Por otro lado, las estrellas contaban con una velocidad constante. Esto les indicaba la presencia de una clase de masa invisible que ejercía una gran fuerza gravitatoria, la que, posteriormente, sería denominada como “la materia oscura”, que no emite luz, pero influye en el movimiento de las galaxias.
Tras este descubrimiento, la pionera de la materia oscura fue una de las candidatas a ganar el Nobel de Física, y fue Doctora Honoris Causa de grandes universidades, entre ellas Harvard y Yale.
Lamentablemente, tras varios años de sufrimiento por demencia, Vera Rubin falleció el 25 de diciembre de 2016, a sus 88 años en Nueva Jersey.